Reseña El día que dejó de nevar en Alaska de Alice Kellen.

Un chico con el corazón de hielo.
Una chica que huye de sí misma.
Dos destinos que se cruzan.
Heather cree que solo hay tres cosas que sabe hacer: atraer problemas, salir huyendo y correr. Así es como termina en Alaska, en un pequeño pueblo perdido, trabajando de camarera mientras intenta llevar una vida nueva y tranquila. Su único problema es que uno de los dueños del restaurante parece odiarla y que ella nunca antes ha conocido a nadie que despierte tanto su curiosidad. Nilak es reservado, frío y distante, pero Heather puede ver a través de todas las capas tras las que se esconde y sabe que en ocasiones hay recuerdos que pesan demasiado; como los de sus propios errores, esos que intenta dejar atrás.
Pero, a veces, la vida te da una segunda oportunidad.
La nieve empieza a derretirse.
Y todo encaja.

Leer a Alice Kellen siempre es un placer, lo que he leído hasta ahora me ha gustado mucho pero ... El día que dejó de nevar en Alaska es una de mis mejores lecturas, ya no solo a nivel de lo que ha escrito la autora, sino se va a la categoría de mejores lecturas del 2020. De momento no me puedo quejar porque en lo que va de año mis lecturas están siendo muy buenas.

 

La historia está contada en primera persona desde el punto de vista de Heather pero tendremos intercalados unos capítulos en forma de diario de una protagonista misteriosa, sabremos su nombre desde el principio pero no sabemos qué tiene que ver con la historia casi hasta el final y tengo que decir que esto ha sido una de las cosas que más me ha gustado de la novela, guardar el secreto de quién es ella en esta historia y todo lo que significa.

Como os decía Heather es nuestra protagonista indiscutible, casi toda la historia transcurre en Inovik Lake, Alaska. Un pueblo pequeño, perdido en lo más remota Alaska donde no hay mucha cosa que hacer, un lugar donde perderse y eso es lo que en ese momento necesita nuestra protagonista. En un lugar tan remoto, pequeño, con poco jaleo y mucha paz veremos cómo nuestra protagonista se enfrenta a sus miedos y demonios, aunque no será la única que se tenga que enfrentar a sus demonios. 
Pero no estará sola, estará Nilak, Seth, John y Sialuk serán los compañeros de historia de Heather, todos ellos tienen una importancia en la historia y en mayor o en menor medida serán una ayuda para la protagonista, pero también será al revés y entre todos serán una gran ayuda y apoyo para los otros.
Pero no solo se apoyarán unos en los otros, en esta historia las palabras familia y amistad tienen un gran significado. Porque familia es la que tenemos al nacer pero también aquella que escogemos de mayores y se convierten en personas únicas y especiales para nosotros. Y la palabra amistad en todo su esplendor porque los verdaderos amigos no son solo esos que están en tu mejores momento y disfrutan tus alegrías contigo, sino que también están en los malos momentos apoyándote y tendiéndote una manos amiga en la que apoyarte.

Y si, tenemos romance, uno que me ha encantado, me ha hecho suspirar y he sufrido a parte iguales.  Todo comienza como una atracción que ninguno de los dos protagonistas entiende porque les pasa, pero a su vez los primeros encuentros no se llevan muy bien. Son dos almas atormentadas, con heridas que aún deben curarse pero que no son fáciles. Un romance lento, con pasos hacia delante y otros hacia atrás, donde poco a poco empiezan a conocerse y ver que tienen mucho más en común de lo que piensan.
Pero para poder ser felices, ambos, deberán dejar el pasado atrás, dejar atrás el dolor, el odio a sí mismos y cerrar las heridas por mucho que duelan.

 

 Y también tendremos en este libro canicross, para quiñen no lo sepa es una disciplina que consiste en correr con un perro atado a la cintura, y es este momento aparece Caos un perro diferente que será muy especial para Heather que también le ayudará a curar sus heridas.

 

El día que dejó de nevar en Alaska es una novela llena de sentimientos, de segundas oportunidades, del dolor de la perdida y la soledad. Que a veces pasan cosas que nosotros no tenemos la culpa y lo más difícil de todo perdonarnos a uno mismo. Y que la fuerza interior es la que nos ayudará a seguir adelante en nuestro camino.